Philippe Abrams (Kad Merad), el director de una oficina de correos del sur del Francia intenta obtener de manera fraudulenta su traslado a la Costa Azul y al que, una vez desenmascarado, obligan a trabajar en Bergues, un pueblo junto a la frontera con Bélgica. Para Abrams, lleno de prejuicios, el norte no es más que un territorio helado y horrible, habitado por patanes que eructan una lengua incomprensible, al que hace referencia el ‘ch’tis’ del título.
Sin embargo, al llegar a su nuevo destino laboral, descubre un ambiente encantador con un equipo de trabajo caluroso y acogedor que no encaja en el cliché que anunciaban sus catastrofistas expectativas, y pronto traba amistad con uno de sus empleados, Antoine (Dany Boon, que también dirige el largometraje). De vuelta a su localidad de origen para visitar a su mujer, Julie (Zoé Félix), decide hacerle creer que vive en un infierno, para aprovecharse de sus compasivos mimos uno de cada dos fines de semana y vivir agradablemente en Bergues el resto del tiempo.
El plan maestro de Abrams funciona hasta el día en que Julie decide visitarle en Bergues y a él no le queda más remedio que, no sólo confesar a sus amigos cómo les había descrito ante su mujer, sino también rogarles que interpreten la farsa que había inventado.